EL LEÓN DEL CIRCO
Naciste libre, poderoso y salvaje,
con gallardía solías caminar,
eras dueño y señor de la selva,
un fiero y orgulloso animal.
Matabas cuando el hambre te acechaba
Dabas muerte por pura necesidad
Tu techo siempre era el cielo
Tu hogar, cualquier sombra en cualquier lugar.
Pero otro era tu destino, amigo,
aunque nacieses para amar la libertad,
para matar o morir por ella,
porque tú más preciado don, te lo iban a quitar.
Nunca habías visto a un ser humano,
y un día en tu camino, él se tuvo que cruzar,
tu vida ese día explotó por los aires,
cuando un dardo se clavó en tu dignidad.
¡Despiertas y no sabes qué te ha pasado!
¡Antes nunca te habías sentido igual!
miras hacia arriba y ya no ves el cielo,
quieres irte...pero no te puedes escapar.
Con fiereza ruges desesperadamente,
con el enemigo empiezas a pelear
No lo entiendes...no se mueve...no sangra...no gime….
a esos barrotes no los puedes doblegar.
Pronto aprendes que ya no reinas,
que a ese enemigo nunca lo podrás matar
Resignado abandonas la pelea,
con tus garras destrozadas de arañar.
Poco queda ya de aquel rey de la selva,
que cuando rugía, la tierra detenía su girar
Hoy eres una mera atracción de circo,
viejo…. cansado…. y sin ganas de padecer más.
La esclavitud va dejando en ti sus secuelas,
cojeas...te tambaleas...apenas puedes caminar,
en un rincón esperas paciente a la muerte,
ésta, de ti se apiade, y no se hace de rogar.
Tras su muerte por fin pudo volver a ser libre
Por fin recuperó su ansiada libertad,
y aunque su cuerpo encontraron allí sin vida,
su rostro era un remanso de paz
Ahora otra vez vuelve a correr por las praderas
De nuevo, en esa selva donde naciste estás
y ya ningún humano, ya ningún dardo,
podrá arrebatarte nunca, tu salvaje libertad.
con gallardía solías caminar,
eras dueño y señor de la selva,
un fiero y orgulloso animal.
Matabas cuando el hambre te acechaba
Dabas muerte por pura necesidad
Tu techo siempre era el cielo
Tu hogar, cualquier sombra en cualquier lugar.
Pero otro era tu destino, amigo,
aunque nacieses para amar la libertad,
para matar o morir por ella,
porque tú más preciado don, te lo iban a quitar.
Nunca habías visto a un ser humano,
y un día en tu camino, él se tuvo que cruzar,
tu vida ese día explotó por los aires,
cuando un dardo se clavó en tu dignidad.
¡Despiertas y no sabes qué te ha pasado!
¡Antes nunca te habías sentido igual!
miras hacia arriba y ya no ves el cielo,
quieres irte...pero no te puedes escapar.
Con fiereza ruges desesperadamente,
con el enemigo empiezas a pelear
No lo entiendes...no se mueve...no sangra...no gime….
a esos barrotes no los puedes doblegar.
Pronto aprendes que ya no reinas,
que a ese enemigo nunca lo podrás matar
Resignado abandonas la pelea,
con tus garras destrozadas de arañar.
Poco queda ya de aquel rey de la selva,
que cuando rugía, la tierra detenía su girar
Hoy eres una mera atracción de circo,
viejo…. cansado…. y sin ganas de padecer más.
La esclavitud va dejando en ti sus secuelas,
cojeas...te tambaleas...apenas puedes caminar,
en un rincón esperas paciente a la muerte,
ésta, de ti se apiade, y no se hace de rogar.
Tras su muerte por fin pudo volver a ser libre
Por fin recuperó su ansiada libertad,
y aunque su cuerpo encontraron allí sin vida,
su rostro era un remanso de paz
Ahora otra vez vuelve a correr por las praderas
De nuevo, en esa selva donde naciste estás
y ya ningún humano, ya ningún dardo,
podrá arrebatarte nunca, tu salvaje libertad.
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