martes, 25 de marzo de 2014

Una impensable amistad




Aunque pudiera parecer una fábula o un cuento para niños, no lo es. Es tan cierta como la vida misma, y se trata de la gran amistad existente entre tres animales depredadores carnívoros de especies y habitat completamente diferentes, como consecuencia y en teoría tendrían que ser enemigos irreconciliables. En concreto estos animales son, la leona Leo, el oso negro americano Baloo, y el tigre de Bengala Shere Khan.


Estos animales trás ser rescatados cuando aún eran cachorros por la policía en una operación antidroga, fueron llevados a una reserva natural en Georgia (Estados Unidos) en el 2001, el zoo Noah´s Ark. Estos "tres amigos" pertenecían a un narco que los utilizaba como símbolo del grupo, no dándoles nunca el cuidado apropiado, de hecho, el oso llevaba un arnés que le producía mucho dolor, ya que esté fue incrustándose en su cuello. Su "dueño" no fue ajustándolo mientras el animal iba creciendo.



Cuando llegaron a la reserva, los responsables en una decisión muy acertada, y como parecían ser una "familia" que se llevaban muy bien, los dejaron juntos.


A día de hoy los amigos siguen así, son inseparables. Duermen, comen y juegan juntos. Diana Smith responsable del zoo, comenta que la relación más estrecha la tienen Baloo y Shere Khan, ya que siguen la misma rutina, mientras que la leona Leo pasa más horas del día durmiendo. También comenta que es todo un lujo y maravilloso ver como el enorme oso pasa el brazo por el tigre de Bengala y, a continuación ver al tigre pegarse al oso como si fuese un gato doméstico.




En su paraíso particular dentro del zoo, donde cuentan con una cabaña de madera, y hasta incluso un lago, estos tres amigos inseparables llevan una vida de los más feliz. Entendiéndose que todo lo felices que pueden estar no encontrándose en su estado natural, que es la libertad. Pero me alegro por ellos, que por lo menos esten viviendo dignamente.

Lo que es la vida. Los animales nunca dejarán de sorprenderme. Completamente ajenos al hecho de que en cualquier otra circunstancia no serían amigos, sino todo lo contrario.


lunes, 24 de marzo de 2014

Thor, mi chinchilla.

Nunca pude imaginarme que alguna vez tendría a una chinchilla como mascota. De hecho, es que aunque alguna vez sí que había oído nombrarlas, no tenia ni idea de cómo eran, pero casualidades de la vida, ahora tengo a Thor.
Thor es una chinchilla lanigera. Lo primero que me sorprendió cuando la compré fue la extremada suavidad de su espeso pelaje. No creo que nada se le pueda comparar. Lo segundo fue cuando la solté en casa y me las vi y deseé para poder cogerla. No había manera. Son extremadamente escurridizas.

Ahora pasaré a comentar algunas características generales:

Las chinchillas son roedores, y como tales, roen, así que mucho cuidado con lo que ponemos a su alcance si en alguna estima lo tenemos. Son animales muy peculiares y hay que tomar algunas precauciones en cuanto a su cuidado. Nunca se las debe mojar (como los gremlins), ni bañarlas en agua. Esto es muy peligroso para ellas porque tardarían una eternidad en secarse debido a lo denso de su pelaje, y correrían el riesgo de tener humedad, y desarrollar hongos o enfermedades como resfriados o neumonías, mortales en muchos casos. Para su aseo venden como una especie de arena llamada "marmolina" donde ellas solas se revuelcan para mantener su pelo en perfecto estado y limpiarse de la grasa que pudieran adquirir, resultando un espectáculo digno de ver. Es divertidísimo verlas bañarse. La frecuencia de estos baños dependerán del grado de humedad en la que habiten, pero por mi experiencia personal después de dos años y medio con Thor, es que tres veces por semana con una duración de aproximadamente diez minutos está bien. Luego se le retirará la arena para que no la utilicen para "otros menesteres".
Hay que tener especial cuidado en no tenerlas en lugares donde haya temperaturas excesivas ya que son muy proclives a los golpes de calor debido a su denso pelaje y que sólo eliminan a través de las orejas y las patas delanteras. En muchos casos estos golpes de calor pueden llegan a ser mortales. Son animales de vida nocturna, por lo que por el día permanecen casi completamente inactivas durmiendo. Su visión diurna es muy limitada, al contrario que la nocturna que la tienen muy desarrollada. 
Tienen la habilidad que para escapar de sus depredadores sueltan grandes mechones de pelo de donde son agarradas. No es raro que esto ocurra cuando están asustadas y se las coge.

Su alimentación esencial pasa casi exclusivamente por el heno (que siempre debe estar a su disposición) y los pellet, tres o cuatro cucharadas por día, aunque yo cuando le falta, le lleno el recipiente y ella ya se sirve cuando la apetece.

No necesitan grandes cuidados, sólo los básicos. La jaula limpia. El agua limpia y poco más. Sobre la jaula, he de decir que considerando que son animales que suelen dar grandes saltos, ésta debería tener por lo menos un par de alturas aparte de lo que es el suelo. La chinchillas pasan mucho tiempo en ella, y ya que hemos querido tenerla, qué menos que esté lo más confortable posible.

Es poco habitual que tengan parásitos externos debido debido a la densidad de su pelaje. Son animales que no desprenden ningún olor. Un aviso importante y que hay que tener en cuenta para que no nos coja desprevenidos, es que debido a su aparato digestivo, el tiempo que no están durmiendo, lo utilizan para comer casi constantemente, lo que acarrea que sean auténticas fábricas ambulantes de defecar, aunque sus defecaciones son pequeñas, duras y no huelen.

Es muy importante darles sus momentos de correrías. No son animales de estar siempre encerrados, vamos, que nunca deberían estarlo y vivir libres en su lugar de procedencia, pero ya que esto por desgracia no puede ser así, démosles sus momentos de "jolgorio". Lo pasaremos genial viéndolas dar carreras y saltos. En mi caso lo saco "de paseo" todos los días, de media hora a tres cuartos, no olvidando de quitar del lugar cualquier cosa que no queremos que mordisqueen o destrocen. Ellas son roedores y por necesidad para mantener sus dientes en óptimo estado, hacen lo que saben, roer. No estaría de más proporcionarle algo de madera "sin tratar" para favorecer el desgaste de estos.

No caigamos en el gran error de si le miramos los incisivos, pensar que si están amarillos es que algo no va bien, todo lo contrario porque ese es su color natural. Sí que algo ocurriría si estos estuviesen blancos.

Por mi experiencia sí que aconsejaría que quien piense que son como gatitos o perritos que vienen cuando los llamamos y nos hacen carantoñas, que no adquiera a una chinchilla, porque estos animales no son así. Cierto es que a su manera pueden mostrarnos algo de afecto, o a veces quizás mucho afecto, pero recordemos que siempre será a su manera y no a la que nosotros estamos acostrumbrados. Esto también dependerá del carácter de cada ejemplar y de lo más o menos asustadizos que sean.

Y para finalizar, sólo comentar que desgraciadamente apenas quedan ya chinchillas en libertad. Han sido cazadas hasta la extenuación para la industria peletera. Han hecho verdaderas barbaridades con ellas solo dignas de nosotros, los seres humanos, y como no, de la industría peletera que arrasa con todo lo que encuentra. Sirva como dato, que para hacer un abrigo hay que matar a doscientos de estos simpáticos animales. Se dice pronto...




Carta a mi Gata Laika



Querida Laika, llegaste a nuestras vidas de una manera inesperada pues nada teníamos pensado, de verdad, te lo prometo.
Ocurrió que un día, a tu amita, la naturaleza le habló y haciendo alarde de un insospechado y desconocido amor hacía los animales, tuvo la genial idea de querer tener a un felino en casa. En este caso fue a una felina, y esa felina fuiste tú Laika. La verdad es que no sopesamos mucho los pros y contras de esta trascendental decisión, bueno, para qué mentir, de hecho no lo pensamos nada, que es lo que normalmente solemos hacer. Sólo quiero decirte que a partir de ese momento nuestras tranquilas y relajadas vidas la cambiaste tú radicalmente. A raíz de ese día nada ha sido igual dentro de nuestro mundo, y por ende, de nuestro hogar.
La cuestión es que fuimos a una tienda de animales exóticos y allí estabas tú. Muy exótica la verdad es que no nos pareciste. Eras una canija, sólo tenías un mes de vida, pero te vimos y nos prendamos de la mirada con la que nos obsequiaste nada más verte. Nos enamoramos de ti, y mentiría si dijese lo contrario, pero tengo que decirte y no creas que es vil materialismo, simplemente es un dato para tu conocimiento, que el enamoramiento ascendió a veinticinco mil de las antiguas pesetas. No incluiré en este precio inicial todo el desembolso posterior del material hogareño gatuno que te compramos para que te encontraras cómoda entre nosotros. Tu recipiente para comer y beber agua. Tu camita, y ese habitáculo plastificado color rosa profundo con aromática tierra incluida para que hicieras tus necesidades cómodamente en él. Laika, siento mucho decirte esto, pero tú precisamente no viniste con un pan debajo del brazo, tú te llevaste todo el pan que quedaba en casa pues tu adquisición fue precisamente a fin de mes.

Querida Laika, con respecto a ese mullidito lecho durmiente con el que te agasajamos, quería comentarte pues no sé si te acuerdas...que no te salió de tus jóvenes ovarios gatunos utilizarlo nunca, y sólo fue utilizado una vez porque te obligué para poder tirarte una foto, y así enseñar a toda la familia al nuevo miembro. Lógicamente me refiero a que el miembro ese eras tú.

Supongo que tampoco te acordarás que yo fui el padrino de tu primera necesidad entre nosotros. Tuve que llevarte en brazos desde donde pretendías realizarla (en medio del salón) hasta la ubicación que consideramos la idónea para esos menesteres. Te diré que este apadrinamiento me costó la posterior limpieza exhaustiva del pijama que llevaba, pues no dio tiempo a llegar al lugar indicado, y me pusiste perdido de subterfugios felinos. Supongo que en aquellos momentos y debido a tu corta edad, tampoco supiste relacionar la tierra aromática y tu necesidad, y tuve que enseñarte con mucha paciencia qué era lo que tenías que hacer y que tus necesidades debías de taparlas tú y no yo. Te agradezco que aprendieras tan bien la lección, pero por favor, aunque soy conocedor de tu pulcritud, tampoco hace falta que te esmeres tanto ni seas tan impetuosa cuando crees que el recipiente está algo sucio y pretendes hacer limpieza, porque querida Laika, las matemáticas no son lo tuyo, y no calculas debidamente la fuerza que aplicas sobre la tierra. Tu recipiente sí que queda muy limpio, pero la mayoría de esa tierra aromática la echas fuera, y como por una de esas casualidades que tiene la vida, no creí en aquellos momentos que fuese necesario enseñarte a limpiarlo con la utilización de la escoba y su compañero de trabajo el cogedor (me arrepentiré toda la vida), ¿A que no sabes quién tiene que recogerlo luego?.
También recuerdo con cierta nostalgia cómo jugábamos al escondite, bueno, tú más que esconderte desaparecías, y el que tenía que buscarte siempre era yo porque como eras tan pequeña tenía miedo de que escaparas, o peor aún, que salieras con el resto de la colada de la lavadora.
¿Te acuerdas como jugábamos Laika?. Tú jugabas con una bola de papel de aluminio que tu amito te hacía con mucho cariño. ¿Vas recordando ya? ¿Recuerdas que al creador de la bola no le hacías ni puñetero caso?, Laika, tú ibas por libre. Sólo te percatabas de mi existencia cuando la bolita se te metía debajo del frigorífico o la televisión. Sólo entonces me mirabas, pero no para hacerme partícipe de tus juegos, no, eso no...me mirabas con cara de fastidio, y con ese maullido tuyo tan característico me invitabas amablemente a que yo la cogiera, y si era menester hiciera otra. La madurez a este respecto no te ha hecho cambiar y sigues obrando de la misma manera.

La casualidad también quiso que fuera testigo de tu primer celo. Qué ilusión me hizo a posteriori porque al principio no sabía qué era lo que te ocurría. De la noche al día te habías convertido en mujer, quiero decir...que te habías convertido en gata (al amito a veces también se le va la olla). Ese día de tu primer celo maullabas como una loca y no parabas de restregarte en el suelo. Yo pensé que te dolía algo y que te encontrabas muy mal. No tuve ningún tipo de reparo en llevarte a urgencias gatunas aunque fueran las dos de la madrugada y tuviera que madrugar para ir a trabajar. No me importó pues primaba tu salud. Después de ese celo vino otro, y otro, y miles de otros. Laika, esos cansinos maullidos que pegas cada vez que estás lista para el apareo es que se nos meten en las entrañas, nos saca de quicio, y nos invade un grado de nerviosismo tal que por nuestras perversas mentes nos entran inmensas ganas de asesinarte con premeditación nocturnidad y un poco de alevosía.

Laika, bien supiste que te habías convertido en una más de la familia y como tal querías ser tratada. No me importaba cuando reivindicabas a maullido limpio tu derecho a dormir con nosotros en la habitación en vez de en los dos cómodos sofás o las siete sillas disponibles. La obstinación de la amita me costó más de una noche de desvelos, pero tu tenacidad venció a su tozudez, y desde ese día deseosos esperamos a que cada noche y cuando a ti te salga de las narices pegues el saltito de rigor sobre la cama, te hagas un hueco en los pies, efectúes tu habitual acicalamiento y te acomodes debidamente.

Laika, siempre me he preguntado para qué tanto acicalamiento nocturno. Tengo entendido que es para camuflar olores propios cuando la caza se avecina, y hay que capturar a algún roedor o a algún otro tipo de presa, pero Laika, perdona que te diga que precisamente la caza nocturna nunca ha sido tu fuerte. De hecho está aún por llegar la primera vez que captures algo que no sea el pelo de la amita cuando está tan tranquilamente acostada en el sofá. También quisiera suplicarte si no te es mucha molestia, que seas tú la que te acoples a los posibles huecos que podamos dejar en los pies de la cama y no lo contrario como siempre suele ocurrir, la posición fetal en la que me haces dormir a veces, no resulta demasiado cómoda.

Querida Laika, sé que eres conocedora de que no me gusta la soledad y que por ese motivo nunca quieres dejarme solo cuando estoy sentado frente al ordenador. Aunque es de agradecer tu actitud, quería que supieras que el scanner no es el lugar más indicado para tu relajamiento y descanso, no, Laika, no. También debo decirte que cuando estoy haciendo manualidades con cualquier papel no es con la intención de que te pongas a jugar con el trabajo que tanto esfuerzo me ha costado llevar a buen fin. Te rogaría que no te subieras a ningún sitio de mi habitación, ni por los armarios, ni por encima del teclado, e inclusive a costa de parecer demasiado severo contigo, no es necesario que archives tú mis folios sueltos, el suelo no es el lugar más idóneo para ello por muy extraño y sorprendente que te parezca.

Querida Laika, tu amita y yo te rogaríamos encarecidamente que antes de realizar llamadas telefónicas a su madre, y si no son a cobro revertido, tengas la amabilidad de consultarnos sobre la posibilidad de si esto es posible o no. Recuerda que la yaya Fermina no te entiende mucho pues no convive contigo, y además debes saber que las llamadas no son gratuitas y luego hay que abonarlas, y para decir sólo miau tampoco es plan.

Ya por último querida Laika, sólo decirte que te agradezco enormemente que jamás hayas acudido a mis llamadas, unicamente te limitas a mirarme y si quiero algo de ti siempre tengo que ser yo el que dé su brazo a torcer. Sé que los felinos tenéis un arraigado orgullo y que vuestro ego es de mírame y no me toques, pero Laika, a veces es aconsejable ser algo más humilde. Ya sé que pensarás que por qué te digo esto si los gatos sois así y que para eso sois gatos. Es cierto que de haber querido algún ser vivo de cuatro patas y sumiso, un gato no es la mejor elección, pero laika, creo que después de tantos años me he ganado con creces mi momentáneo derecho al pataleo.

Laika, aunque pienses que el sofá es de tu propiedad, que sepas que estás muy equivocada aunque seas la que más lo utiliza. Te lo he dicho miles de veces, pero como siempre tú, ni caso, he tenido que aprender a convivir con esa cruz en forma de peludo ser enredado entre mis píes, y a que me reprendas con tus dulces maullidos dándome a entender que qué es eso de moverlos tanto y despertarte.
¡Ah me olvidaba!, Laika, cuando tu amita y yo tengamos un intercambio de pareceres quizás a veces algo subidos de tono, te pediría que fueses algo más ecuánime e imparcial y no me mordieses en los pies pues a veces el amito también puede llevar la razón.
Querida Laika, después de todo lo dicho sólo queremos darte las gracias por habernos elegido precisamente a nosotros para compartir nuestra vida contigo.
A día de hoy y allá donde estés, Laika, tengo que decirte que nunca te olvidarémos, y que siempre seguirás ocupando ese lugar en nuestro corazón que dejaste tan vacío.Te disfrutamos durante doce años, y con eso debemos de quedarnos.

Tu amito.
Laika falleció el 22 de Diciembre del 2007

domingo, 23 de marzo de 2014

La historia de Knut, el oso más popular






Knut nació en el zoo de Berlín el día 5 de Diciembre del 2006. Era hijo de la osa Tosca de 20 años de edad, y del oso Lars de 13 años. Se desconocen las razones por las que Tosca rechazó tanto a él como a su hermano. Los abandonó en una roca en el recinto de los osos polares. Los oseznos fueron rescatados por los empleados del zoo, utilizando para ello una red de pesca. El hermano de Knut falleció a los pocos días víctima de una infección.
Knut era poco más grande que un conejillo de indias y tuvo que pasar 44 días en una incubadora. Tras esto se hizo cargo de su cuidado Thomas Dörflein, encargado del zoo. El cuidado del pequeño le ocupaba las 24 horas, hasta llegando incluso a dormir en un colchón al lado del camastro de Knut. Jugó con él, lo bañó, y lo alimentó diariamente hasta que el osezno cumplió los cuatro meses. La dieta de Knut era una botella de leche cada 2 horas. Luego ésta pasó a ser de unas gachas de avena, mezcladas con comida para gatos, vitaminas, y hígado de bacalao. Desgraciadamente Thomas, y digo desgraciadamente aunque no lo conociese, porque cualquier persona que quiera a los animales y se preocupe por ellos me merece todos mis respetos, falleció en el 2008 de un infarto.   




En el 2007 se publicaron unas declaraciones muy polémicas sobre la conveniencia o no, de haber dejado al osezno morir, por parte de activista de los derechos de los animales y organizaciones. Uno de ellos llamado Frank Albrecht, dijo que Knut debería haber sido sacrificado antes que permitir que fuese humillado al ser cuidado como “mascota” o como un “animal doméstico”. Algo parecido a lo que expuso el director del zoo de Aquisgrán Wolfram Graf-Rudolf al decir que los encargados del zoo deberían haber tenido el valor de dejar morir al osezno, porque para él, Knut moriría cada día un poco al ser separado de su hábitat. También algunas organizaciones animalista argumentaban que la madre sabía por qué los dejaba morir, y que mantenerlos encerrados en un zoo era ya antinatural como para no respetar la decisión de la osa.
Antes las masivas protestas en pos de salvarle la vida a Knut, el zoo de Berlín tomó la decisión de mantenerlo con vida, comprometiéndose a cuidarlo como era debido.

Knut fue exhibido por primera vez en público el 27 de Marzo del 2007. Muchos periodistas acudieron al zoo de Berlín para realizar un reportaje de este evento. El día fue bautizado como “Día de Knut”. El pequeño osezno blanco se convirtió en foco de atención de los medios de comunicación de todo el mundo. Estalló la “Knutmanía”
Durante su primer año de vida, muchos fueron los rumores sobre su estado de salud, dándole un importancia excesiva y fuera de lugar a pequeñas molestias que cualquier osezno podía tener en edad de crecimiento. Otro hecho bastante comentado y completamente repudiable fue cuando al zoo llegó una carta anónima que amenazaba la vida de Knut, y que textualmente rezaba "Knut ist tot! Donnerstag Mittag" ("¡Knut está muerto! El jueves al mediodía."). La policía tuvo que extremar la vigilancia tanto de los alrededores del zoo, como de donde estaba Knot. Por fortuna este hecho nunca ocurrió.


Conforme fue creciendo, a vista de algunos, Knut estaba perdiendo esa belleza que tenía de pequeño, pero las visitas no disminuyeron. Lo que si disminuyó hasta desaparecer fueron las dos exhibiciones, según fuente del zoo para preservar la seguridad del encargado del oso, y además porque éste tenía que empezar a convivir y relacionarse con individuos de su misma especie, y no con personas. Knut pasó a vivir en el mismo recinto con el oso malayo Ernst y su madre, aunque con el tiempo se trasladó a Knut a su propio recinto.
Aunque aún podía ser considerado pequeño, Knut al año ya pesaba 130 kg y se tuvieron que
instalar unas placas de cristal de un grosor considerable entre él y los visitantes.
Tras tanto tiempo de popularidad, los responsables del zoo intentaron que está fuese a menos por el bien de Knut, querían protegerlo, no era saludable para él “su adicción al espectáculo, o la fascinación que expresaba por los seres humanos”



 

Parece un cuento, pero Knut no vio con muy buenos ojos esta separación a la que le habían obligado y se volvió un oso irascible, y su comportamiento se tornó bruscamente agresivo. Según uno de sus cuidadores en el 2008, Markus Robke, Knut se había vuelto “adicto a su propia fama”, y lo hacía constar con un furibundo rugido cada vez que notaba que para cualquier visitante, él no era el centro de atención, además de intentar atacar a algunos cuidadores del zoo.

Knut falleció el día 18 de Marzo del 2011, víctima de daños cerebrales como consecuencia de una infección viral no detectada. Knut murió ahogado al caer a la piscina tras el infarto cerebral






 Imágenes extraídas del vídeo original

Mi opinión personal sobre esta historia, es que sobreentendiendo que todos los animales deberían estar en libertad en sus hábitat naturales, y que estoy completamente en contra de su cautiverio como objetos de exposición y ocio nuestro. Ya que no esto no es así, creo que yo tampoco hubiese dejado morir a Knut tras rechazarlo la madre. No sé por qué lo haría, pero dudo mucho que fuese porque la osa sabía que sus crías debían de morir. No estamos en las mentes de los animales como para saber cierto tipo de cosas, con suponerlas tenemos bastante, y eso irremediablemente nos lleva al error. Si veis el enlace a un vídeo que dejo al final del post comprenderéis porqué yo no hubiese podido dejarlo morir. Él no tenía ninguna culpa de nacer donde lo hizo, y tampoco hubiese sido justo ni dejarlo morir, y mucho menos sacrificarlo después como a veces se hace con algunos animales. Ignoro si en lo poco que vivió tuvo algunos momentos de felicidad que, de haberlo dejado morir, no hubiese podido disfrutar, pero al ser tan popular, creo que se le debió cuidar bien el tiempo que lo tuvimos entres nosotros, y que por lo menos tuvo el cariño de ese cuidador que estuvo con él en sus primeros meses de vida y con el que jugaba, además de todas esa gente que lo cuidó después, que fue a visitarlo, y tuvo la fortuna de poderlo ver.
Si fue víctima de su adicción a la popularidad como se dice… pues no lo sé…ignoro hasta qué punto un oso puede ser consciente de estas cosas. Ni sé cómo se sentía, ni lo que pensaba, pero sí que sé,  que como ocurre en la mayoría de las ocasiones, los animales siempre son los que salen perdiendo cuando en su camino se cruza el ser humano.